jueves, 1 de marzo de 2012





¿Cómo los niños aprenden?


Introducción
La mente de los niños posee una capacidad maravillosa de adquirir conocimientos, en especial si el ambiente en el que se desenvuelven es estimulante y apto para su desenvolvimiento. La mente de los niños posee una gran capacidad de absorción de información, es por esto que se considera a la primera infancia o primer periodo de vida como una etapa muy importante a nivel del desarrollo evolutivo y cognitivo de la persona porque es cuando tiene un gran nivel de desarrollo en las diferentes áreas que posee cada uno.

Espacios educativos significativos 
Lo más importante es motivar a los niños a aprender con gusto y permitirles descubrir por su propia iniciativa e ideas. Es importante dejar que el niño encuentre una solución a sus propios problemas ya que al estar experimentando para encontrar soluciones e irán adquiriendo habilidades que desarrollen su pensamiento crítico. Se debe permitir que sean ellos los que construyan sus conocimientos en base a sus experiencias concretas.
Cuando hablamos del ambiente, nos referimos a la estructura, al uso del espacio, de los materiales, los equipos y los centros de aprendizajes. Su organización debe responder a las etapas de desarrollo y particularidades de los infantes, maternales, preescolares y al kindergarten. Tanto Feeney, Christensen y Moravcik (1996), como Bredekamp y Copple (1997), entre otros, sostienen que el ambiente de aprendizaje en un centro de calidad apoya el desarrollo de la niñez. El diseño del contexto educativo impacta en los materiales de aprendizaje y en la calidad de las relaciones que la niñez establece con otras personas.
Para María Lina Iglesias (2008) define al ambiente de aprendizaje como “un todo indisociado de objetos, olores, formas, colores, sonidos y personas que habitan y se relacionan en un determinado marco físico que lo contiene todo y, al mismo tiempo, es contenido por todos estos elementos que laten dentro de él como si tuviesen vida.” Es por esto que podemos decir que un ambiente no es solo un espacio, un lugar, ni una estructura física; sino que es un conjunto de lugares, objetos, personas y relaciones que están inmersos dentro de un clima, los sentimientos y las sensaciones que son producidas por estos.
Basándome en el texto de Desarrollo infantil y competencias en la Primera Infancia, un espacio educativo significativo “es un escenario de aprendizaje estructurado, retador y generador de múltiples experiencias para los niños que participan en el. Se trata de una situación o conjunto de situaciones relacionadas entre sí, que facilitan la construcción de un nuevo conocimiento y permiten desarrollar formas de pensamiento más avanzadas y modalidades más complejas de interacción con el mundo” (Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 2009) es por esto que con el diseño y adecuación de un ambiente de aprendizaje óptimo se pretende crear un entorno estimulante el cual ayude a desarrollar actividades diarias que apoyen al desarrollo de la autonomía y al aprendizaje significativo de los niños dentro del salón de clases, en especial el área social-afectiva e intelectual, sin dejar de lado las demás áreas del desarrollo.
Piaget (1977) en su teoría recalca tres criterios básicos que apoyan la importancia de un buen ambiente de aprendizaje: el ejercitar y desarrollar las capacidades del aprendiente que están surgiendo en la etapa de vida en que se encuentra; estimularlo y ayudarle a desarrollar sus patrones personales de intereses, capacidades y aspiraciones; y presentarle las experiencias de aprendizaje cuando está en condiciones de dominar, generalizar y retener. Para esto es necesario un aprendizaje activo, al cual se considera una condición necesaria para la reestructuración cognitiva y por lo tanto, para el desarrollo.
Los espacios educativos significativos se basan en la creación de ambientes de aprendizaje que favorecen la adquisición de múltiples conocimientos y fortalezcan las competencias necesarias para enfrentar las demandas crecientes del entorno.  Las experiencias tempranas tienen efectos profundos tanto acumulativos como retardados en el desarrollo y aprendizaje de un niño. Existen períodos óptimos para que ocurran ciertos tipos de desarrollo y aprendizaje.
En un artículo publicado por Katz (2000) los ambientes de aprendizaje informales estimulan juegos espontáneos en los cuales los niños son cautivados por las actividades disponibles que les interesan, tales como variedad en los tipos de juegos y construcción. Sin embargo, el juego espontáneo no es la única alternativa para la instrucción académica temprana. La información sobre el aprendizaje de los niños muestra que las experiencias de preescolar y jardín infantil requieren un enfoque "intelectual" en el cual los niños interactúan con grupos pequeños trabajando en conjunto en proyectos que los ayudan a incrementar el sentido de su propia experiencia. 
Un elemento que brinda estructura a las situaciones son los materiales y las herramientas de apoyo que se utilizan para facilitar la comprensión de los niños, desde los dibujos, los juguetes, los implementos disponibles en cada región como las piedras, las plantas, los animales, las canciones, los relatos, los mitos, los bailes y tradiciones; así como las revistas, los libros o los periódicos y hasta el uso de nuevas tecnologías como los videos, los juegos de computador o el internet. Todos estos materiales se convierten en herramientas de apoyo para el trabajo con los niños y permiten dar sentido a las actividades.
Si queremos aprendizajes reales y significativos tenemos que hablar de ambientes constructivistas, en los cuales los seres humanos aprenden al interactuar con el ambiente, los materiales y las personas. Los educadores no son la fuente única del saber; al contrario: al igual que los estudiantes, están aprendiendo en todo momento.
En un ambiente constructivista, el juego es la estrategia más apropiada para nuestra niñez temprana. Según Van Hoorn, Nourot, Scales y Alward (1993) éste debe ser el tomado en cuenta como punto importante en programas de educación temprana, ya que el mismo estimula todas las áreas del desarrollo: físico, emocional, social, cognitivo y lingüístico. A través del juego, la niñez integra lo que ha aprendido y está propensa hacia nuevas posibilidades. El elemento lúdico en el juego es importante, ya que va en acorde con las nuevas investigaciones del cerebro (Frost, Wortham & Reifel, 2001).

Prácticas apropiadas al desarrollo
La  postura constructivista considera que el individuo -tanto en los aspectos cognitivos y sociales del comportamiento como en los afectivos- no es producto del ambiente ni un simple resultado de sus disposiciones internas, sino una construcción propia que se va produciendo día a día como resultado de la interacción entre esos tres factores.
Para el proyecto Alcanza (2008) las Prácticas apropiadas al desarrollo cumplen su función debido a la convicción de que estas prácticas aumentan el desarrollo de los niños y facilitan el aprendizaje. Las prácticas apropiadas representan un enfoque hacia la educación, que reconoce al niño como un ser humano en desarrollo, como un ente activo, que aprende a lo largo de la vida, capaz de  construir su propio conocimiento a través de la interacción con otros(padres, cuidadores, amigos y familiares) y los objetos que forman parte de su ambiente.

Para Nasciria Ramia (2010) se define como “las prácticas que tienen el objetivo de alcanzar el aprendizaje y desarrollo óptimo de los niños pequeños”, por ende es importante que se realicen aprendizajes significativos, poniendo en práctica la participación y el aprendizaje activo.
Para la autora (Ramia 2010) existen 3 tipos de conocimientos básicos para poder tomar decisiones apropiadas para la educación de niños pequeños:
1. Desarrollo infantil y aprendizaje
2. Particularidades de cada niño (observaciones, entrevistas, evaluaciones)
3. Contexto cultural y social en el que vive cada niño (valores, expectativas) para preparar experiencias significativas, relevantes y respetuosas con cada niño y su familia.
En síntesis, la noción de practicas apropiadas al desarrollo , que se deriva de estas posiciones centra la atención en el papel activo del niño y el apoyo también activo de otras personas, fundamentalmente los padre y otros compañeros más capaces, que se concreta en la disposición de las tareas y de las actividades; tal como afirma Valsiner (1994), el proceso de interacción entre la persona que se desarrolla y el contexto es constructivo.
La interacción niño –niño es de suma importantancia según Vygotsky (1989) ya que mediante esta los niños aprenden de manera más fluida y utilizan el lenguaje; para este autor es la herramienta psicológica más importante ya que inicialmente, usamos el lenguaje como medio de comunicación entre los individuos en las interacciones sociales. Progresivamente, el lenguaje se convierte en una habilidad que permite  interiorizar actividades y por consiguiente, en una herramienta con la que pensamos y controlamos nuestro propio comportamiento.

Bibliografía
·         G. Katz Lilian, Otra perspectiva sobre lo que los niños deben estar aprendiendo, Universidad de Illinois, febrero 2000.
·         Iglesias, María Lina, Observación y evaluación del ambiente de aprendizaje en educación infantil: dimensiones y variables a considerar, Revista Iberoamericana de educación, 2008
·         Larraín G. Mónica,  Algunas buenas ideas para  salvar la brecha en Educación Preescolar  EDUCAR.
·         Ministerio de Educación Nacional de Colombia, Desarrollo infantil y competencias en la Primera Infancia, Bogotá-Colombia, 2009
·         Ramia Nascira, Prácticas Apropiadas para el Desarrollo en la Educación Infantil Inicial (P.A.D.), Congreso sobre Educación Inicial, USFQ, Septiembre del 2010
·         Piaget, Jean, La formación del símbolo en el niño, fondo de cultura económica. México, 1961
·         Piaget, Jean, Psicología y pedagogía, editorial Ariel. San Juan, 1971
·         Ramia Nascira, Prácticas Apropiadas para el Desarrollo en la Educación Infantil Inicial (P.A.D.), Congreso sobre Educación Inicial, USFQ, Septiembre del 2010
·         Vigotsky, L. S. (1978). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Grijalbo, cap. 5 y 6.
·         Werstch, J. (1985). Vigostky. La formación social de la mente. Buenos aires: Paidos, cap. 1.

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